Senderismo en Bicorp.Naturalmente hermoso

Una vez más el senderismo nos ha hecho sentir, sorprendernos.

Cada ruta, cada senderos tiene su encanto, pero hay algunos, cómo éste del río Cazuma, en Bicorp q nos llega a emocionar y nos descubre una naturaleza salvaje y rica en matices.

El río es una explosión de colores, sonidos y formas. Sus tonalidades pasan por verdes turquesas y azules intensos. Su fondo, pedregoso, que sus aguas transparentes, nos deja ver con total nitidez, así como la vida que alberga en su interior, con multitud de pececillos.

Fresnos, adelfas, matorrales como el romero ,lentisco y tantas otras plantas que cohabitan en su curso, nos alegran la vista y el olfato. El río camina despacio, y de vez en cuando , se detiene en una fosa, donde el color verde o azulado se concentra, sin dejar de ser transparente, descubriéndonos su interior, las paredes de la fosa están llenas de fósiles marinos, lo que nos hace pensar que en tiempos remotos estas tierras estuvieron bañadas por aguas saladas.

Seguimos este sendero , siempre al lado del río, hasta llegar hasta su nacimiento, con aguas limpias y potables.

En este punto viene a morir la Gola de Lucino, impresionante barranco. Comienzas a recorrerlo, y casi escalar por las grandes rocas y peñascales que lo componen. También las adelfas, brezos y otros pequeños matorrales, se enamoraron de él y le dan vida y olor. El agua, en algunos trozos, parece que se enfurece y cae haciendo pozas profundas. El barranco se va estrechando y lo que hace millones de años debió ser una gran mole rocosa, ahora se nos presenta desquebrajada, rota por el agua, con formas caprichosas y rotundas. En su punto más frágil el agua fue tan demoledora que formó una profundísima brecha , entre 15 y 30 metros, ofreciéndonos un espectáculo sin par, formando una bóveda, casi una cueva, donde la bajada del agua tiene una forma retorcida y dantesca. Dentro de esta casi cueva, las sensaciones son bastante difíciles de describir.

En el mismo entorno, bien cerca, la naturaleza nos sigue sorprendiendo y en las paredes de otro barranco, forma tres cuevas, las de la Araña. Nuestros antepasados más remotos, hace más de 4.000 años, parece que también se enamoraron de estos parajes y nos dejaron sus huellas, pintando en las paredes de estas cuevas, sus escenas de caza y vida cotidiana.

Esta ruta, tan fantástica, tan exuberante, abrupta, caprichosa , rotunda nos hace amar la naturaleza aún más. No nos importa haber sufrido un poquito escalando los desniveles de la gran gruta, ni tampoco la fuerte subida hasta las cuevas de la araña, la recompensa final, bien merece nuestros pequeños esfuerzos.

Los compañeros de viaje en este día fueron: Claude, Vicent, Ushi, Marcelo, Silvia y J. Carlos. Espero que ellos lo disfrutaran tanto como yo lo hice. Hasta la próxima, compañeros de senderos.

DATOS RUTA